Peñalba de Santiago se encuentra en la cuna del Oza, en el corazón de la Tebaida leonesa. Este excepcional conjunto de arquitectura popular, ubicado en un grandioso paisaje a la sombra del blanco peñasco que da nombre al pueblo, se desarrolla en torno a su iglesia, joya mozárabe declarada Monumento Nacional en junio de 1931.
Se ubica a unos 20 kilómetros de Ponferrada, justo en la cabecera del valle del río Oza, dentro de la comarca leonesa del Bierzo, más conocido como el Valle del Silencio.
Para acceder a este pueblo, declarado conjunto histórico artístico en 1976, hay que recorrer todo el valle que en su tiempo también se llamó la senda de los monjes. Tan sólo el paseo para llegar a este mirador merece la pena.
Desde aquí se divisa la magnificencia de la vegetación, virgen y frondosa, en un amplio espectáculo cerrado por los altos de los farallones, con las cumbres de la Silla de la Yegua, el Pico Tuerto y la Aguiana.
Peñalba de Santiago es un pueblo con sabor, en el que se conservan las típicas casas serranas. Casas de piedra, con madera en los balcones y pizarras de piedra, que se apiñan entorno a la iglesia. Un templo que es una reliquia del paso mozárabe por estas tierras, la iglesia de Santiago, único resto del monasterio dedicado al apóstol, cuyas piedras sirvieron para construir buena parte de las casas de los alrededores.
La propia presencia del monasterio dio origen al pueblo, un conjunto que San Genadio fundó en el siglo X, al que se retiró cuando renunció al obispado de Astorga. Se trata de una iglesia construida con lajas de pizarra y mampostería. De una sola nave, está dividida en dos cuerpos y tiene dos capillas laterales en el segundo tramo, que se añadieron con posterioridad. Tanto los cuerpos de la nave como las capillas están separados con arcos de herradura, sobre columnas y capiteles decorados con hojas de acanto. La influencia mozárabe hace que el arco de acceso a una de las capillas, la oriental, simule la entrada al mihrab de una mezquita, pues está recubierto por un alfiz, elemento típicamente árabe.
La parte exterior, de líneas puras y marcada sencillez, deslumbra. A lo lejos se alza como un conjunto armónico de distintos prismas de varias alturas. Uno de los elementos más llamativos del templo es la puerta de acceso, la meridional, de doble arcada en herradura, enmarcada en un alfiz y que se sustenta sobre tres columnas de mármol, rematadas con capiteles mozárabes. El fundador, San Genadio, fue enterrado en el interior de la iglesia, así como Urbano, uno de sus sucesores.
Desde la iglesia, en un paseo de una media hora, se llega hasta la cueva de San Genadio, donde el santo se retiró a meditar. Cuenta la leyenda que tal era su deseo de recogimiento y paz que ordenó a las aguas del río callarse. De aquí que la corriente se introdujo bajo la tierra a su paso por la cueva. Hoy se puede ver cómo el río aparece y desaparece a lo largo del valle, del Valle del Silencio de San Genadio. La cueva, siempre abierta, tiene en su interior un pequeño altar con numerosas ofrendas que dejan a su paso los visitantes.
Muy cerca de Peñalba de Santiago se encuentra San Pedro de Montes, que conserva otra impresionante iglesia y las ruinas de su monasterio, de estilo románico. La ermita de Santa Cruz, declarada monumento nacional, destaca en su conjunto y por los grabados visigóticos que posee en su puerta principal.